El efecto invernadero, consistente en la retención en la atmósfera de una parte de la radiación solar que incide sobre la Tierra, constituye un fenómeno natural que permite que se den las condiciones necesarias para el desarrollo de la vida sobre la superficie del planeta. Como resultado de determinadas actividades humanas, el efecto invernadero se ha intensificado en un grado tal que se están produciendo importantes alteraciones en el sistema climático global.
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Esta situación está provocando un incremento en la temperatura media del planeta, lo que a su vez se traduce, entre otros efectos, en el aumento del nivel del mar, la alteración de ecosistemas y la modificación de los pisos térmicos y de los patrones de lluvias y vientos.
La responsabilidad humana en el problema global que representa el cambio climático es ya inequívoca, por lo que todos los países del mundo se han movilizado para buscar soluciones que aborden las causas del problema y mitiguen sus consecuencias. El 11 de diciembre de 1997, en la ciudad japonesa de Kioto, la mayoría de los países desarrollados se comprometieron a poner en marcha un conjunto de medidas para reducir las emisiones de GEI en un 5,2% de media para el periodo 2008-2012 (tomando como referencia los niveles existentes en 1990).
Las medidas que es necesario poner en marcha para cumplir los objetivos de control de las emisiones de GEI establecidos en el Protocolo de Kioto requieren importantes inversiones. Mientras que el importe de las mismas varía enormemente en función del lugar en el mundo donde se ejecutan, el beneficio para la atmósfera mundial es independiente de esta circunstancia. Por este motivo, el Protocolo establece tres mecanismos que permiten que los países desarrollados puedan llevar a cabo proyectos para reducir las emisiones de GEI o incrementar la captura de carbono en países en vías de desarrollo o en otros países industrializados, así como la posibilidad de adquirir derechos de emisión de estos gases en el mercado internacional.
Estos mecanismos son los siguientes:
- Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL)
- Implementación Conjunta (IC)
- Mercado de emisiones
La aplicación de estos mecanismos es especialmente adecuada para las emisiones de GEI que se producen en focos fijos, por ejemplo los de una industria concreta. Las denominadas fuentes difusas, corresponden a determinados sectores (residencial, comercial, institucional, transporte, gestión de residuos, etc.) en los que no es fácil identificar a un responsable único. Así, la reducción de las emisiones generadas en los sectores difusos requiere una fuerte implicación de las Administraciones Públicas, el sector privado y la ciudadanía en general, de forma que se pueda afrontar este problema global mediante el esfuerzo coordinado de todos los agentes implicados.
Lamentablemente, hoy en día, en ciertas regiones sólo se puede hablar de adopción de medidas de adaptación al cambio climático, debido entre otros factores, al incumplimiento de muchos países industrializados del Protocolo mencionado y a la poca o ninguna importancia que los ciudadanos brindan al cuidado del medio ambiente.
Nos responsabilizamos?