1. Diferencia
entre Tiempo y Clima
Es
muy común confundir los términos de el tiempo atmosférico y el clima de un lugar. El tiempo es una
descripción del estado de la atmósfera en un momento determinado (por ejemplo al
mediodía) y está definido por variables como la temperatura, presión
atmosférica, dirección y fuerza del viento, cantidad de nubes, humedad, etc. Se
podría decir que el tiempo es algo instantáneo, cambiante y de cierto modo
irrepetible. No es lo mismo el tiempo al mediodía que a las seis de la tarde. El tiempo es la manifestación diaria del
clima y tiene un rol decisivo en la producción de alimentos, disponibilidad de
agua dulce, producción de energía, actividades industriales, ocio, otras
actividades económicas y en general en nuestro bienestar.
Por
otra parte, el clima es el estado
medio de la atmósfera durante un periodo determinado (meses a años) para una
región y está definido por las variables mencionadas anteriormente
(temperatura, precipitación, viento, etc.). En un sentido amplio, el clima se
caracteriza por la descripción estadística del sistema climático en su conjunto
y no sólo de la atmósfera, considerando que el sistema climático de la tierra
comprende la atmósfera, océano, tierra, criósfera (nieve y hielo) y
biosfera.
Los
climas se establecen recogiendo las observaciones realizadas día a día en las
diversas estaciones meteorológicas durante una serie de años, que al menos
deben ser treinta, para obtener una fiabilidad mínima. El compendio de todos
los datos permite establecer las distintas zonas climáticas en el planeta. La climatología es la ciencia que se
encarga de estudiar las variedades climáticas que se producen en la Tierra y
sus diferentes características en cuanto a: temperaturas, precipitaciones,
presión atmosférica y humedad.
2. Elementos
del Clima
Temperatura
Se
establecen mediante promedios. Hablamos de temperaturas medias (diarias,
mensuales, anuales...) y de oscilación o amplitud térmica, que es la diferencia
entre el mes más frío y el mes más cálido de un lugar.
Precipitación
Se
establecen mediante los totales recogidos en los pluviómetros, las cantidades
se suman y determinan el régimen pluviométrico del lugar o zona, estimándose
como lugar seco o húmedo o estación húmeda o de humedad constante.
Presión Atmosférica
En
las masas de aire, los distintos niveles de temperatura y humedad determinarán
los vientos, su dirección y fuerza. La presión del aire se mide con el
barómetro, que determina el peso de las masas de aire por cm2, se mide en
milibares y se considera un nivel de presión normal el equivalente a 1.013 mbs.
Humedad
La
humedad de las masas de aire se mide con el higrómetro, que establece el
contenido en vapor de agua. Si marca el 100%, el aire ha llegado al máximo
nivel de saturación; más del 50% se considera el aire húmedo y menos del 50% se
considera aire seco.
3. Factores
del Clima
En
la distribución de las zonas climáticas de la Tierra intervienen lo que se ha
denominado factores climáticos, tales como la latitud, altitud y localización
de un lugar y dependiendo de ellos variarán los elementos del clima.
Latitud
Según
la latitud se determinan las grandes franjas climáticas, en ello interviene la
forma de la Tierra, ya que su mayor extensión en el Ecuador permite un mayor
calentamiento de las masas de aire en estas zonas permanentemente; disminuyendo
progresivamente desde los Trópicos hacia los Polos, que quedan sometidos a las
variaciones estacionales según la posición de la Tierra en su movimiento de traslación
alrededor del Sol.
Altitud
La
altitud respecto al nivel del mar influye en el mayor o menor calentamiento de
las masas de aire. Es más cálido el que está más próximo a la superficie
terrestre, disminuyendo su temperatura progresivamente a medida que nos
elevamos, unos 6,4º C. cada 1.000 metros de altitud.
Localización
La
situación de un lugar, en las costas o en el interior de los continentes, será
un factor a tener en cuenta a la hora de establecer el clima de esa zona,
sabiendo que las aguas se calientan y enfrían más lentamente que la
tierra, los mares y océanos suavizan las temperaturas extremas tanto en
invierno como en verano, el mar es un regulador térmico
Esos
elementos y factores habrá que combinarlos adecuadamente en el establecimiento
de los climas de los distintos lugares de la Tierra, e incluso habrá que
matizarlos con factores particulares si hablamos de microclimas. Los climas de
la Tierra se reflejan en la distinta vegetación, fauna, asentamientos humanos y
actividades económicas de estos según las zonas y la tipología.
4. Variabilidad Climática.
El clima está relacionado con el concepto de
permanencia y que tiene como objeto el análisis de procesos atmosféricos en
torno a sus valores promedios, los cuales son producto de de la evaluación
continua de observaciones en largos períodos de tiempo, y que son conocidos
como Normales climatológicas. Estas son fundamentales para definirlo y
compararlo.
Ahora, cabe señalar que el clima de la tierra
depende del balance radiativo; es decir, del equilibrio en que se encuentra al
emitir tanta energía como la que recibe. Este balance radiativo está controlado
a su vez por factores forzantes, factores determinantes y por la interacción
entre los subsistemas constituyentes del sistema climático.
Los factores forzantes por excelencia son la
energía electromagnética proveniente del sol, que es la fuente de energía que
acciona los procesos atmosféricos, y el efecto invernadero propiciado por la
presencia de gases como el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, el
óxido nitroso, etc., en la atmósfera. Los factores determinantes son las
condiciones físicas y geográficas que influyen en aspectos relacionados con la
transferencia de energía y calor. Entre las cuales podemos mencionar la
latitud, la elevación, la distancia al mar, la composición del relieve, la
hidrografía, y la vegetación como los más significativos. El sistema climático
está constituido por la porción del planeta en la cual se producen las
interacciones físicas que condicionan el clima de la superficie, a saber: la
atmósfera, la hidrosfera, la criosfera, la litosfera y, por supuesto, la
biosfera, de la que hacemos parte. Estos subsistemas son altamente interactivos
dada la gran superficie de contacto entre sí y sus dimensiones, especialmente
la horizontal.
Teniendo en cuenta lo anterior y dada su
característica estabilidad (consecuencia de las estadísticas calculadas en
períodos más largos que los propios de la variación de tiempo meteorológico),
el clima presenta fluctuaciones a escalas relativamente cortas que es lo que se
conoce como variabilidad climática,
la cual está asociada con el registro de datos por encima o por debajo de las
normales climatológicas. La diferencia registrada entre la variable analizada
con respecto a la normal climatológica se conoce como anomalía.
Entonces, la determinación de la variabilidad
climática se logra mediante la determinación de las anomalías, las cuales se
hacen evidentes cuando los valores de las variables climatológicas
(temperatura, presión atmosférica, humedad, precipitación, etc.) fluctúan por
encima o por debajo de sus valores promedios.
Las escalas temporales más significativas en
que se presenta este tipo de variación están dadas en orden mensual,
estacional, anual y décadal (también se pueden dar en intervalos temporales más
largos), presentando fenómenos asociados para cada uno.
Por ejemplo, la variación estacional, a la
que corresponde la fluctuación del clima a escala mensual y la determinación
del ciclo anual de los elementos climáticos, está asociada a la secuencia de
las estaciones de invierno, primavera, verano y otoño en latitudes medias; y a
la alternancia de temporadas lluviosas y temporadas secas en latitudes
tropicales, producto, principalmente, de la migración de la zona de confluencia
intertropical (ZCIT), que es una de las más importantes fluctuaciones
climáticas asociadas a esta escala.
Existe una variabilidad intraestacional que
es de las menos estudiadas y está fundamentada en las evidencias que existen de
oscilaciones que dentro de las estaciones determinan condiciones de tiempo
durante decenas de días o de uno a dos meses. Dentro de estas oscilaciones se
destaca una señal de tipo ondulatorio denominada de 30 – 60 días u oscilación
de Madden-Julian (OMJ). Esta oscilación se distingue por los amplios sistemas
de precipitación que se desplazan por los trópicos, sobretodo sobre los océanos
Indico y Pacífico, aunque también tiene incidencia en el Atlántico tropical. Su
pronóstico es fundamental, ya que está asociada a la formación o inhibición de
los ciclones tropicales; además, afecta también el tiempo en latitudes medias
durante el invierno.
La variabilidad interanual acopla las
variaciones climatológicas que hacen presencia de año en año, y puede estar
relacionada con el balance global de radiación. Uno de los fenómenos enmarcados
dentro de este tipo de variabilidad es el tan estudiado y conocido Niño – Niña
(ENSO). Un fenómeno océano-atmosférico de escala planetaria que tiene como principal escenario
de actuación el océano pacífico tropical. Su presentación es tan irregular como
sus consecuencias, pero definitivamente está ligado a la variabilidad del clima
a corto plazo.