El ruido lo llena todo y nos afecta a todos. Estamos expuestos a él en nuestros hogares, en la calle, en los centros de trabajo, cuando utilizamos un vehículo de transporte, incluso durante nuestro tiempo libre. Las diferentes investigaciones realizadas a lo largo de las últimas décadas han demostrado que la contaminación sonora afecta claramente a la salud de las personas, produciendo una larga serie de efectos fisiológicos y psicológicos de naturaleza muy diversa, cuya importancia varía mucho en las condiciones concretas existentes en cada caso.
Según la O.C.D.E.-Organización para la Economía, Cooperación
y Desarrollo 130 millones de personas, se encuentran con nivel sonoro superior
a 65 db, el límite aceptado por la O.M.S. y otros 300 millones residen en zonas
de incomodidad acústica, es decir entre 55 y 65 db. Por debajo de 45 db no se
perciben molestias. Con sonidos de 55 db, un 10% de la población se ve afectada
y con 85 db todos los seres humanos se sienten alterados.
Se puede definir como ruido
ambiental a un sonido no deseado por el receptor o como una sensación
auditiva desagradable o molesta. El carácter impreciso de estas definiciones
tiene lugar por la subjetividad con que enjuiciamos determinadas
características de un sonido concreto(niveles energéticos más o menos altos,
variaciones bruscas e importantes de la intensidad y la frecuencia, etc). En
otras palabras, el mayor o menor nivel de molestia que nos produce un
determinado sonido, percibido en un contexto y condiciones concretas, es
precisamente la cualidad que nos permite calificarlos o no de ruido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario