Si
no se tienen en cuenta los lentos movimientos geológicos que cambian la
configuración de los océanos, el nivel medio del mar puede ascender
fundamentalmente por dos motivos: un incremento de la masa oceánica procedente
del deshielo continental (componente eustática) y un incremento del volumen
oceánico por expansión térmica del agua y disminución de su densidad
(componente termostérica).
El
cambio de nivel del mar es geográficamente muy desigual. Aparte del deshielo y
de la expansión térmica del agua por calentamiento, existen otros factores que se
toman en cuenta en el cálculo de una
tendencia media global. Por ejemplo, la reacción isostática de ajuste que
comenzó tras la fusión de los últimos grandes mantos glaciares determina en
muchas partes que el mar esté o subiendo o bajando. Así, las mediciones en las
costas del Báltico indican que en su parte norte el mar está bajando más de 5
mm/año. Ello se debe a que la costa sueca del Báltico asciende para
recuperarse, como por rebote, del hundimiento que le producía la masa de hielo glacial que tuvo anteriormente encima (Pan,
1999). Por el contrario, este rebote produce un pliegue de hundimiento de la
corteza y una subida del nivel del mar en el área periférica que circunda al
domo en ascenso, por ejemplo, en Dinamarca. Reacciones parecidas de ajuste glacial
isostático ocurren a lo largo de la costa este de Canadá y Estados Unidos
(Park, 2002).
A
estos movimientos isostáticos hay que añadir otros relacionados con
hundimientos del subsuelo y motivados por otras causas, como la extracción del
gas o del petróleo que rellena los poros de las rocas del subsuelo. Así si la
ciudad de Venecia se hunde es más que nada debido al hundimiento de su subsuelo
(unos 23 cm en el último siglo) y las mareas altas excepcionales, como la
catastrófica de Noviembre de 1966 (174 cm) a la combinación de bajas presiones
y vientos del sureste (Fagherazzi, 2005). De la misma forma, en otras muchas
costas del mundo, como en Texas y Louisiana, el ritmo de subsidencia regional
es por estas razones superior a 1 metro por siglo (Meckel, 2006).
Existen
otros factores que modifican irregularmente el nivel de los océanos. Así, las
variaciones de las corrientes oceánicas, amontonando agua en unas zonas y
vaciándolas parcialmente en otras, desnivelan la superficie del mar entre unas
regiones y otras. De esta manera se ha comprobado que en las costas de
Finlandia el nivel del mar sufre unas variaciones correlacionadas con las
variaciones del índice NAO.
Un índice positivo (vientos del oeste más intensos) causa una elevación del mar
al aumentar el flujo entrante de agua atlántica en el Báltico (Johanson, 2001).
Por el contrario en el Mediterráneo, un índice NAO positivo, que refleja una
mayor presión en la zona, tiende a hacer bajar el nivel del mar. Según algunos
autores la evolución del índice NAO entre 1960 y 1994 provocó una bajada del
orden de 1,3 mm/año.
Las
variaciones de las presiones y de los vientos predominantes ocasionan cambios
diarios en el nivel del mar de varios centímetros. También los cambios de
densidad del agua, provocados por los cambios de salinidad, hacen variar el
nivel de los mares. En el Báltico, la salinidad en el Skagerrak es de un 35 ‰ ,
pero es de sólo un 5‰ en el Golfo de Bothnia, lo que hace que en un mismo mar
la altura del mar sea diferente en unos 35 o 40 cm.
Finalmente,
fenómenos como El NIÑO (ENSO) provocan diferencias interanuales de hasta 50 cm en amplias áreas del Pacífico
(Merrifield, 1999)
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